El Internet en la era de Snowden

En un principio se pensaba en Internet como un espacio abierto y libre para compartir información, un intercambio de saberes entre pares y una posibilidad de crear otras formas de relación entre las personas, pero después de que Edward Snowden arrojó luz sobre el fenómeno de vigilancia del que somos objeto en nuestra vida cotidiana, la sociedad fue obligada a reflexionar sobre su relación con las industrias recolectoras de datos.

¿Nos están vigilando?

Sí, los gobiernos y las empresas, como consecuencia de esta nueva manera de interactuar colectivamente en el Internet, tienen a su disposición muchísimas información personal de los internautas que pueden usar para diferentes fines:

Es posible monitorear los movimientos y las acciones en la red de una persona, incluso de los lugares en donde se supone que la información es privada (correo electrónico, servicios de mensajería, envío de archivos) para conocer sus actividades. Esto es especialmente peligroso para los activistas, los periodistas y todos aquellos actores que busquen obtener y dar a conocer información que pueda ser comprometedora para los gobiernos o empresas.

También está el monitoreo cotidiano que todos sufrimos. A simple vista no es tan peligroso como lo que mencionamos anteriormente pero es igualmente importante saber cómo se hace y cuáles son sus consecuencias. Este monitoreo en principio busca que la publicidad sea más personalizada, que nuestra experiencia en las redes sociales sea más placentera y que los resultados de nuestras búsquedas sean lo más cercano a lo que intentábamos encontrar, pero esto también implica una manipulación en el tipo de información que recibimos, con consecuencias que pueden ser muy graves.

“El momento Snowden” ha sido crucial para repensar los retos e implicaciones que tiene vivir en un entorno en el que nuestros datos son usados regularmente por terceros

¿Quién es Edward Snowden y porqué es tan importante?

En el año 2013, Edward Snowden, un contratista privado al servicio de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) descubrió información sobre las formas de trabajo de las empresas de Inteligencia Artificial y espionaje de su empresa. Decidió que esta información era importante y entregó dos documentos que recogían los programas secretos de espionaje del Gobierno de EE UU a el periódico The Guardian, primero, y después a The Washington Post.

Esto abrió nuevas preguntas, ya no solo acerca del uso de software de espionaje sino un nuevo debate en torno al uso que le damos a las plataformas sociales comerciales. En estas revelaciones Snowden logró visualizar la (creciente) digitalización de nuestros espacios personales, los procesos de recolección de datos por parte de las empresas y el uso que ellas hacen de esta información.

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Edward Snowden habla en TED2014 sobre la vigilancia y la libertad en Internet. El derecho a la privacidad de los datos, según él, no es una cuestión partidaria, sino que requiere un replanteamiento fundamental del papel de Internet en nuestra vida y en las leyes que la protegen. «Tus derechos importan», dice, «porque nunca sabes cuando vas a necesitarlos».

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Edward Snowden cuestionó el discurso de las empresas y los gobiernos al desarrollo digital con la libertad, autonomía y empoderamiento, ocultando el precio que se paga con la pérdida de la identidad del usuario. El hecho de que se registre nuestra actividad, nos hace vulnerables. Si se usa Internet aceptamos formalmente -aunque no siempre de forma consciente- que nos están rastreando. Sin embargo deberíamos poder cambiarlo en cualquier momento, pero no tenemos protección legal para ello.

Los gobiernos (tanto de Estados Unidos como de Europa) justifican que esta práctica se realiza para proteger la seguridad nacional y combatir el terrorismo, sobre todo después del 9/11.

Las lógicas de militarización y seguridad han sido aliadas importantes para que la gente justifique estas prácticas, pensando que no tienen de qué preocuparse, ya que no tienen nada que esconder, pero esta idea es refutada por Troullinou: “las prácticas de los medios contemporáneos que buscan convertir hechos perfectamente banales de nuestra vida cotidiana en instrumentos de manipulación o exclusión. El largo historial de sesgo, discriminación y opresión indica que incluso la información que no consideramos como privada puede volverse contra nosotros” (Troullinou, 2017)

Edward Snowden explicó que no se necesita una orden de la corte para obtener los metadatos de una persona, si se le piden a una compañía telefónica o de tecnología, eso quiere decir que pueden saber a quién llamó, durante cuánto tiempo, desde dónde se hizo la llamada, cuánto se pagó por ella, los correos electrónicos que enviaste, los lugares que visitaste, etcétera, y esto no tiene protecciones legales.

“Edward Snowden ve este escenario como el principal desafío para la democracia en el futuro: cómo regresar el control de su identidad a la gente, a quien le pertenece” (Sánchez Onofre, 2016: s/p).

Los hallazgos de Snowden, por lo tanto, representan el fin de una época en la que idealizábamos los medios digitales como un espacio autónomo sino que en este momento son utilizadas como herramientas de manipulación y control.